Fotografía de Filip Bossuyt from Kortrijk, Belgium
«May be a stupid attack«, posiblemente un ataque estúpido. Estas son las palabras con las que el ciclista esloveno Tadej Pogacar ha definido el demarraje brutal e inesperado con el que ¡a cien kilómetros de meta! ¡CIEN KILÓMETROS!, ha metido tierra de por medio a sus más directos rivales que o bien tenían las gafas empañadas o bien los ha pillado con el paso cambiado.
La cuestión es que Pogacar a cien kilómetros ha dejado sentados a ciclistas como Evenopoel, Mas o Van der Poel y, veinte kilómteros más adelante, quizás para darse un aire de «exhibicionista» (en el buen sentido de la palabra) y elevar la categoría de su hazaña no ha dudado en volver a acelerar y lanzarse en solitario a por la lejana linea de llegada.
La victoria, aunque a tiro pasado pueda parecer fácil, ha tenido sus momentos de dramatismo. Pogacar que mueve su bicicleta con dos piernas y bombea su sangre con un único corazón (como el resto de los mortales) ha sufrido en la última subida.
¡Pogacar ha puesto el plato pequeño! y ha tenido que conformarse con un ir haciendo camino…
Y aquí me vienen que ni pintados los versos de Machado (que escribo de memoria, es posible que se cuele algún error):
Se hace camino al andar
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que no
Se ha de volver a pisar.
En efecto, Pogacar volvió la mirada en alguna ocasión, tenía dudas acerca de su ventaja (en el mundial no está permitido, con muy buen criterio desde mi punto de vista, el pinganillo que informa en todo momento a los corredores), y vio la senda que no volvería a pisar. No la volvió a pisar, no, pero llegó, segundo arriba, segundo abajo, un minuto antes que el resto de grandes campeones ciclistas (E.Mas, O´Connor, Evanepoel, Van der Poel…) que lo perseguían.
«May be a stupid attack», dijo Tadej, esperemos que en el futuro vuelva a equivocarse muchas veces y ataque donde no debe. Los aficionados al ciclismo rezaremos por ello.
Vicente.
Salud, literatura y ciclismo!!!